El
comienzo
Eran
las nueve de la mañana y como siempre Hannah no estaba en clase a primera hora,
tenía que aprovechar de cualquier modo posible lo de que sus padres no estaban
en casa. Viajaban mucho por motivos de trabajo y últimamente confiaban en ella
lo suficiente como para dejarla sola en casa todo el tiempo que estuvieran
fuera. Mal error, piensa Hannah ya que desde que cambió de grupo de amigos ella
ha cambiado radicalmente.
Se
levanta de la cama con esfuerzo, no recordaba mucho de anoche pero al ver a
Diego durmiendo a su lado empieza a tener vagos recuerdos. Al parecer él
tampoco ha ido a clase a primera hora y empieza a andar por la casa en busca de
sus amigos, la casa parecía un desastre después de la fiesta de anoche y sus
amigos ya se habían ido.
Aprovechando
que Diego dormía Hannah se metió en el baño y se dio una ducha, luego se puso
una camiseta de manga larga y cuello alto negra, ya que empezaba a hacer frío
en la calle y un pantalón vaquero de color azul.
Cuando
salió del baño, Diego ya estaba despierto, se acerca a ella y la besa, lo que
le hace sonreír completamente. Todavía no sabe cómo puede quererle tanto.
Aunque
Diego solo le saque dos años, era una distancia enorme entre ellos, pero no
parecía importarles, por lo menos a Hannah. Los dos salen de casa cogidos de la
mano, era una mañana de principios de invierno bastante bonita y caían pequeños
copos de nieve.
Al
llegar al instituto, Diego se despidió de Hannah, ya que ella tenía una clase y
él otra.
Hannah acelera el paso para llegar a tiempo a la clase de lengua y
cultura gallega, ya que no quería que le pusieran retraso. Allí estaba su amiga
Miriam, sentada como siempre en primera fila y en la cuarta fila estaban los de
siempre también. Hannah se apresuró a sentarse junto a Miriam y como siempre,
el profesor tardaba en llegar. Entonces un amigo de Miriam y Hannah entró en la
clase, por desgracia él se había quedado en 4º de la ESO en vez de pasar como
ellas a 1º de bachiller, pero esta vez no estaba solo, junto a él había un
chico moreno y bastante alto que le sacaba unos diez centímetros a Nacho, lo
que hacía cierta gracia. Hannah se había quedado embobada mirando a ese chico y
eso que todavía no era consciente de cuanto le cambiaría la vida conocerle y,
posiblemente, hubiera deseado no haberlo hecho nunca.
¡Buenas noches! Me ha gustado ese capítulo aunque me parece que lo relatas demasiado rápido, tienes que profundizar más en los detalles. Por lo demás tengo mucha curiosidad de cómo le cambiará la vida a Hannah ese chico. Seguiré leyendo.
ResponderEliminarBesos desde http://thefinalfantasyhistory.blogspot.com.es/